viernes, 23 de diciembre de 2011

El cinturón de Venus

 
Se está yendo el 2011 pero no sin antes despuntar la Navidad como cada año. No se cierra un ciclo sin abrirse otro.
Cuando se vencía oficialmente el tiempo de curso de ArTIC, pensé: "bueno, ahora tendré más tiempo para hacer las cosas que no tuve tiempo de hacer, disfrutar de pasear por los blogs vecinos, volver a sentir la red. Pero otro asunto (de trabajo) me mantuvo bastante ocupado. Y me doy cuenta que "el tiempo de curso" es necesario para mí. 
Ahora que se enfrió el curso, o que se enfrió mi cabeza y, en vísperas de la Navidad, me resulta bastante difícil hacer balances muy pensados.
Esta entrada es una excusa para enviarles a todos un cariño navideño, a mis arTICompinches.

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ArTIC fueron unas vacaciones inesperadas. Y vuelvo a la metáfora del camping. Vacaciones porque uno hace cosas y anda por lugares distintos a los de la rutina. Pero uno siente el piso duro dejando huella en la espalda, uno camina y camina hasta el almacén más cercano. Pero uno vuelve renovado a casa y al trabajo. Con un poco de nostalgia pero con optimismo y ganas de seguir intentando, bien parado en la realidad. 

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No quiero idealizar con respecto al factor humano. El factor humano es voluble y poco confiable. Pero en ArTIC, y como uno ya venía sospechando, la sensación de ser parte de algo, de ser una comunidad, y los pequeños detalles que generan calidez en la comunicación... se viven como fundamentales y avivan las ganas de aprender.

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Una regla es dudar de todo, cuestionar todo. Y yo agregaría: ...todo... menos la fe.
Para algunos la fe es un don sobrenatural, para otros es una convicción que uno se fabricó o que recibió de alguien querido y confiable. 
La fe es la roca en la que uno afirma su vida. La fe permite la esperanza cierta y se alimenta de amor y de verdad. La fe no es ciega ni necia, pero tampoco precisa de datos observables. 
La fe hermana a los hombres.
Así como hay "Días de..." para pensar aunque sea un día en algo muy importante, el día de Navidad podría ser el día para pensar cada uno en su fe: en qué basa su vida, qué espera de ella, qué tan alimentada de amor y verdad está. 
Les deseo a todos un feliz reavivamiento de nuestra fe.

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Cuando fui al LATU a buscar mi certificado, hube de cruzar esas distancias hechas de canteros y calles. Y allí arriba, pero no tanto como aquel 20 de octubre, volví a ver a las aves negras. Ahora ya no lucían tan imponentes y majestuosas. Ahora pude reconocerlas: cuervillos de cara pelada. 
No eran rapaces poco vistas, eran aves más familiares, más comunes. No fue desilución. Al revés. 
¿Moraleja? No sé. No es necesario.
Nos volvemos a encontrar, a cruzar, a colaborar. 
Un cariñoso saludo y un deseo de que aprovechen cada día de verdad.  

1 comentario:

  1. Sebastián muy buenas reflexiones. Sigamos en el camino a nuestros propios ritmos y estoy segura que veremos buenos resultados.
    Que tus aves negras sigan bajo tu control!!!!

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